El Albero - Cadena Cope - Joaquin Moeckel


Como no tengo nada que esconder y digo lo que pienso y defiendo a un Torero que me gusta y lo critico cuando lo tengo que criticar, al igual que hago con cualquier otro se llame como se llame y tenga la repercusion que tenga. Por eso, publico la entrevista que realizaba Cabrera a J. Moeckel para que queden las cosas claras, vean la cifra economica pactada. Aqui no tenemos nada que ocultar.

NO, NO Toreo

Asi es, Morante de la puebla vestido ya de luces y encontrandose en el patio de cuadrillas, ha estado hablando con el empresario, el cual le ha comunicado que no podria pagarle los honorarios. Parece ser que el propio apoderado y el presidente de la corrida han tratado de hablar con el empresario pero no se ha llegado a solucion posible.

Sanchez Benito ha explicado que la situacion ya se sabia critica a las 12, antes del sorteo. A esa hora el empresario pagaba 6.000 € en concepto de cubrir los posibles gastos de hotel...Tambien ha dado largas y escusas , mintiendo, le ha comunicado que con el tiempo le pagaria antes de iniciarse la corrida. No ha sido asi y el presidente, conocedor de toda la situacion ha autorizado a Morante a abandonar la plaza sin torear debido al incumplimiento del contrato. El apoderado del afectado (Jose Antonio) ha resaltado las buenas intenciones de torear que tenia el de la puebla y que por eso ha aceptado esperar hasta el inicio de la corrida.

Parece ser que el empresario se ha limitado a decir que la situacion no es propia de un torero y que Morante deberia haber entendido la situacion, puesto que al parecer solo se habian vendido 475 entradas.( una nueva mentira ya que el mismo habia dicho por la mañana que el papel era semejante al del dia anteior sobre las 2000). A ultima hora el alcalde ha comunicado que no entendia la situacion ya que habia puesto en conocimiento del presidente que el ayuntamiento correria con los honorarios del diestro. Yo particularmente no me lo creo puesto que en este caso conociendo a Morante hubiera toreado y si es asi el presidente no habria dejado irse al diestro o en otro caso le hubiera retenido.

Lo que si esta claro es que el empresario debe conocer las posibilidades de su plaza antes de contratar los carteles. No ha podido pagar al diestro incumpliendo el contrato, por lo que Morante ha decidido no torear y abandonar la plaza, repito, con consentimiento de la autoridad.Como contraste a la informacion de Burladero el presidente y el propio apoderado son testigos de que no ha sido posible nuevas negociaciones ya que este ha estado poco menso que escondido toda la mañana , hasta el momento en el que comunicaba la decision al diestro.

Un PoquitO mas sobre MoranTe

Aqui os dejo el reportaje publicado en el magazine de '' EL MUNDO ''

Esta fue la noticia mas esperada por todos, su regreso a los ruedos y con ella volvieron las ilusiones y los reportajes sobre este gran torero y mejor persona.He colgado este articulo publicado en el mundo para seguir recordando la parte ma soculta para algunos del mejor del escalafon en estos momentos.

Fuma en el paseíllo. Pinta, boxea, pasea con chistera y cría gallos de pelea. Tiene un bar y sirve copas. Caza patos sin escopeta. Morante de la puebla rompe todos los tópicos taurinos. Superado su trastorno de despersonalización, regresa otra vez a los ruedos. Cobra 120.000 euros cada tarde por torear.

La sola presencia de la figura de Morante de la Puebla (La Puebla del Río, Sevilla, 1979) llama poderosísimamente la atención. Tiene una personalidad mística, excesivamente introvertida y un aire de misterio que potencia la admiración que le profesa su legión de partidarios. Su estrafalaria forma de vestir, su débil tono de voz, sus planteamientos de la vida, su afán por llegar al máximo conocimiento de todo lo que le rodea y sus aficiones nada comunes entre las figuras del toreo hacen de él, sencillamente, una persona distinta. Un genio del toro y de la vida. Una raza de artista en peligro de extinción. No es habitual ver a un lidiador de toros pintando cuadros, boxeando, paseando por su pueblo cubierto con una chistera como si se tratara de un lord inglés, cazando patos sin escopeta en la marisma enfangado hasta la cintura o sirviendo copas en su bar del pueblo. Pues todo eso, y mucho más, es José Antonio Morante Camacho.

El pasado 6 de enero reapareció en la Monumental de México. Llevaba varios meses sin vestirse de luces y sin el contacto directo con el toro, y así no se sentía persona. Se ahogaba. Él dice que no es distinto de los demás. «Yo soy como soy, aunque a veces no sé ni para dónde tiro, pero me gusta estar conmigo mismo, yo solo con mis cosas y mis pensamientos».

José Antonio, como torero y como persona, es aficionado a salirse de los guiones establecidos. Cuando no torea no sabe qué hacer y mata el tiempo con sus aficiones. «No me ilusiono fácilmente con algo, pero cuando lo hago me centro al máximo», resalta el torero poniendo muy claro su afán de superación.

El deporte le encanta y se le da bien. A menudo practica el tenis, el frontón y el fútbol. Juega en una liguilla comarcal entre los pueblos de la zona en un equipo bautizado como Los Warriors. Morante es el extremo derecha. A la pregunta de cuál es su estilo con el balón en los pies responde al instante: «¿Tú que crees? Morante sólo puede hacer las cosas con arte. Mi ídolo siempre fue Zinedine Zidane. Él sí que tiene arte con el balón y no yo con el capote. Me gustaría torear como Zidane juega al fútbol. Hay pocos futbolistas de arte, me quedo con Joaquín el del Valencia porque artistas con el balón hay muy poquitos».

Fotos y copas. Está muy ligado a las Artes. Le gusta la fotografía aunque matiza que «con cámaras antiguas, de ésas de carrete. Las modernas de ahora son demasiado perfectas y se pierde esa intranquilidad del revelado». También es muy habitual verle en Burladero, el bar que tiene en su pueblo. «Pero sólo es de copas, allí café no se sirve», especifica. Está decorado con cuadros y fotos taurinas, pero apenas las hay suyas. «No me gusta ver fotos mías toreando. Tengo miles, pero guardadas en un baúl. Ni en mi casa ni en el bar las pongo. Cuando las veo pienso en esa faena, lo que hice o dejé de hacer. Me como mucho la cabeza y eso me agobia. Mejor poner fotos de mis compañeros». En el bar suele meterse detrás de la barra y se pone a servir cubatas a sus paisanos como un camarero más. Le gusta el roce con la gente de a pie. Allí, en Burladero, son muy habituales las actuaciones de grupos de flamenco o de mariachis mexicanos. Le gusta escucharlos cantar mientras se fuma un cigarro Cohiba de grandes dimensiones.

La música le atrae mucho, aunque no toca ningún instrumento. Sí canta por lo bajini con buen gusto «aunque soy mucho más de Raphael. A ése sí lo imito bien». De pequeño iba a una academia para aprender a tocar la guitarra, pero Morante volvió a salirse del molde. «Iba a las clases, pero no me sentía a gusto con alguien que te decía cómo hacer las cosas. Lo dejé aburrido. Esa forma de aprender no es para mí». Con la pintura le ocurre algo parecido: es autodidacta. No tiene un estilo definido, le gusta tanto lo abstracto como la figuración. De vez en cuando se pone a pintar, pero confiesa que termina rompiendo los lienzos en dos. «Es que si no consigo que mi pintura refleje lo que tengo en la cabeza para ese cuadro me enfado muchísimo, así que lo mejor es romperlo».

Otra de sus aficiones es el boxeo. Tiene una visión de este deporte que compara con su profesión. Ve a los púgiles como matadores de toros que se sacrifican mucho a diario y tienen delante un animal fiero al que tienen que ganar, sí o sí. En el ring sólo gana uno. O el toro o el torero, y eso es lo que hace que Morante saque su raza y sus ganas de superación. De vez en cuando acude al Club de Boxeo Puebla del Río, a pocos metros de su casa. Ortiz, el preparador y veterano púgil, asegura que Morante se maneja bastante bien cuando se enfunda los guantes. Es más, reconoce que «las pega bien». A pesar de ello, el diestro boxea para él solo. Nunca compite, sólo se entrena. Confiesa que tiene miedo. Diez temporadas como matador de toros, centenares de animales estoqueados, varias cornadas graves en sus muslos… y tiene miedo a un puñetazo.
La misma visión que tiene del boxeo la tiene con los gallos del pelea, un animal al que admira. Tiene una decena de ejemplares en su finca Doña Pepa, ubicada en el poblado Alfonso XIII, a pocos kilómetros de la Puebla del Río, a los que mima y trata como cualquier mascota. Es uno de sus escondites preferidos, donde el genio se pierde y sueña mirando los arrozales y escuchando a los patos. Allí tiene sus burros, que le gustan más que los caballos «porque no hay que montarlos todos los días, si no es un rollo y una obligación». Allí guarda los gallos de pelea, animal con muchas similitudes con el toro bravo. «Normalmente nunca se deja ganar la batalla. Quizás esté mal visto por muchos, pero es la lucha entre dos animales de raza».

Todo el misterio que acarrea su figura se incrementó considerablemente con la enfermedad mental que comenzó a sufrir en 2003 y que le hacía llorar a diario. La ansiedad le estrangulaba la mente y él solo quería que un toro lo partiera en dos para poder descansar en paz. Tuvo que estar un año sin torear y viajar hasta Miami para recibir sesiones de electroshock. «He aprendido a vivir con la enfermedad, no estoy como antes, pero no tengo más remedio que apretar los dientes y tirar hacia adelante». Los médicos le diagnosticaron un trastorno de despersonalización, una enfermedad mental muy difícil de percibir y que provoca que la persona vea una realidad distinta a la que tiene. El torero se pasaba el día llorando sin motivo aparente. No sabía qué hacer y no se atrevía a decirlo públicamente. «¿Cómo voy a decir que dejo de torear por algo que no sé qué es y que los demás no pueden ver? Me van a tomar por loco», se preguntaba a sí mismo día tras día.

Así aguantó el tipo durante unos meses. Lloraba incluso en el hotel mientras el mozo de espadas, su primo Juan Carlos Morante, le vestía de luces. En su finca Doña Pepa, bautizada así en homenaje a su madre, trabaja Isabelino como capataz. No puede olvidar cómo se lo encontró un día: «Estaba sentado en la cuadra, sobre la paja junto a los burros. Lloraba como una magdalena. Solo, con la mirada perdida, sin saber explicar qué le ocurría. Él lo pasaba mal y nosotros, los que sabíamos que algo no iba bien, también sufríamos por él». No es un tema del que le guste hablar al torero, pero tiene que aprender a convivir con la enfermedad. Y lo está consiguiendo. Lo que sufrió Morante sólo él lo sabe. Fue una pesadilla continua, una ansiedad de 24 horas. Sentía que su alma se separaba del cuerpo. Algunas mañanas para levantarse de la cama tuvo incluso que tirarse al suelo. Durante un tiempo siguió toreando en esas pésimas condiciones.

Tras el tratamiento en Miami, sus miedos, pesadillas y angustias menguaron considerablemente, pero lo que más le preocupaba era que la enfermedad durara demasiado tiempo y estuviera más de lo previsto sin torear. Las dudas le asaltaban. No sabía si sería de nuevo capaz de enfrentarse a un toro. Y eso sí que hubiera supuesto una angustia eterna para el sevillano.

El epicentro del morantismo se encuentra en la Puebla del Río, una localidad de ?2.000 habitantes situado a ?7 kilómetros de Sevilla rodeada de marismas de arroz, acariciada por el Guadalquivir y abrazada por las reservas naturales de la Cañada de los Pájaros y la Dehesa de Abajo. José Antonio Morante Camacho nació allí hace 28 años y no se le pasa por la cabeza marcharse a otro sitio. Eso sí que lo tiene claro. Él mismo compara su hábitat con el del lince ibérico: «Si el lince tiene que vivir en Doñana, Morante tiene que estar en la Puebla del Río, y no hay más que hablar».

Lo pasa mal cuando sale fuera, las temporadas son largas y ha de estar muchos días lejos del hogar. El cemento de la ciudad le asfixia y no le permite expresarse como él quisiera. Está cohibido entre cláxones de coches, semáforos y moles de cemento y hormigón. Tenía un piso magnífico en Sevilla y lo tuvo que vender. «¿Para qué lo quería si allí no puedo vivir?». El problema aparece cuando su profesión le obliga a viajar a América por un largo tiempo. Entonces vuelve de nuevo el Morante del misterio y las dudas. Dos semanas fuera de casa son suficientes para que se le agrie el carácter, pierda la sonrisa y se preocupe por temas que no le incumben lo más mínimo un día cualquiera.

Muy familiar. Casado con una paisana, Cinthia, tiene un hijo de 5 meses al que bautizó José Antonio. El maestro es muy familiar, muy madrero, y antes de ser padre tenía a su sobrina –la hija de Nieves, su única hermana– como su ojito derecho. Sus horas de la vida no están nunca marcadas. Es imprevisible. Aunque él mismo se define como «un flojo y un vago», no lleva razón. No tiene establecido un horario determinado para entrenarse, pero lo hace todos los días aunque a distintas horas, según le venga. No le cuesta el más mínimo esfuerzo. Es más, necesita como el comer el ejercicio físico y lancear de salón centenares de pases al aire, imaginando el toro de los sueños.

Nunca le gustó levantarse temprano, quizás por eso nunca tuvo una buena relación con el colegio y los libros de texto. Tras terminar la E.G.B se matriculó en formación profesional en la rama del metal para aprender un oficio que le permitiera crear, aunque fueran puertas y ventanas. «Sí, pensé en algo que pudiera hacer con arte. Mis ventanitas, mis hierros, mis cosas, eso de estar sentado en una oficina todo el día no es para mí», confiesa.

A esa edad ya tenía claro que quería ser torero. Mejor dicho, lo tenía claro desde que nació. Morante asegura que nació torero, no tenía antepasados familiares en casa –su madre atendió el hogar mientras el padre trabajó en una empresa arrocera–, pero él lo llevaba por dentro. Cuando apenas levantaba tres cuartas del suelo, se quedó embobado con un traje de torero que vio en un mercadillo ambulante. Todos los años lo pedía como regalo de Reyes, pero nunca llegaba. Sus enfados eran tremendos todos los 6 de enero. «Y llegó el día en que me los pude comprar yo», afirma Morante. Y la sonrisa se dibuja en sus labios. Ganó.

Indiferente nos deja El de la Puebla , en todos los sentidos.

Taquillas Feria de Begoña - Gijón

Ya sabemos cuales seran los dias que estaran abiertos las taquillas y su horario para todos los que desean adquirir sus localidades...(informacion obtenida de www.feriadegijon.com , web realizada por Javier Prieto )

ABONOS ANTIGUOS: Días 1, 2 y 3 de Agosto de 10 a 2 por la mañana y de 5 a 8 por la tarde.

ABONOS NUEVOS: Días 4, 5 y 6 de Agosto de 10 a 2 por la mañana y de 5 a 8 por la tarde.

ENTRADAS SUELTAS PARA TODOS LOS FESTEJOS: Los días 7, 8 y 9 de Agosto de 10 a 2 por la mañana y de 5 a 8 por la tarde.

Los días de Festejo Taurino únicamente las del día, a partir de las 10 de la mañana ininterrumpidamente hasta la hora de comienzo del festejo.

PARA EL ESPECTÁCULO ECUESTRE “COMO BAILAN LOS CABALLOS ANDALUCES”:
A partir del lunes 4 de agosto en horario de 10 a 2 por la mañana y de 5 a 8 por la tarde, y el día del espectáculo hasta la hora de comienzo del mismo.

TELEFONO DE INFORMACIÓN: 638.956947

Nota: Las reservas de las localidades tendrán gastos de gestión y reserva y se considerarán anuladas si dichas localidades no son retiradas antes de las 12 h. del día de la celebración del festejo reservado.

Se podran adquirir entradas a traves de las paginas de Internet:
www.taquillatoros.com
www.tauroentrada.com

Semana Clave

Me he tomado una semanita de relax tras esos estudiso que me han tenido apartado del blog y no he podido escribir casi nada de nada....Dicho esto empiezo fue una semana muy decisiva para ver las ganas del de la puebla. Empezo dificil la cosa con el primer toro de leon la cosa no fue bien hasta q aparecio su segundo y ''dichosos los que hayan visto esa faena porque ellos habran visto arte''...con el capote decir que ya nos tiene acostumbrados a esas medias de cartel dignas de enmarcar en la retina y parar el tiempo para disfrutar una y otra vez de ellas con la muleta mas faena barroca a su estilo cargada de detalles inspiracion y sentimiento...Una oreja que pudo haber sido mas una pena. Pero seguimos llego la goyesca televisada y el propio Morante nos resumio perfectamente lo sucedido en Algeciras, con poco toro que no vale para nada poco se puede hacer se intento pero lo que no puede ser ya se sabe....ademas que tambien se podria decir eso de yo no se hacer como que hago. Zaragoza cartel muy bueno Toros muy flojos por no decir directamente malisimos y el amigo Jose Antonio hizo lo de siempre, con lo que no se puede hacer nada pues se acorta y listo y con lo que vale pues bien que vale esperar lo que sea para verlo porque a ese jabonero sucio de nombre lavadito solo el le podia sacar esa faena tambien llena de lujos artisticos, pinceladas armonicas con el capote que dibujan cuadros de sentimiento. Esto es lo que nos tiene acostumbrado este Torero, a desbordar sentimientos y emocion que es lo que vale le pese a quien le pese.

Comentar que en el blog oficion de su web pueden encontrar tambien una excelente informacion sobre otras personas que le han vivido quiza con mayor intensidad que el que les habla