Aqui les dejo la entrevista realizada a Morante de la Puebla y publicada en el ABC.
-¿Por qué este gesto de encerrarse con seis toros en Zaragoza?
-Me apetecía hacerlo como fin de temporada.
-A estas alturas muchos están empachados de toro, y a usted le apetece
un postre de seis.
-Sí, pero son los últimos. Además, la cubierta da la tranquilidad
de que no molestan el viento ni la lluvia. Quería abrochar esta temporada
con esta gesta en una plaza de máxima categoría.
-¿Está satisfecho con la exclusiva que firmó a principios
de año?
-Me siento contento, porque he dado una mayor dimensión y ha sido especialmente
importante mi paso por Madrid; Sevilla fue pasada por agua. Al final, en lugar
de 25 tardes, serán 28, rematadas en un día tan grande como el 12
de octubre.
-¿Cómo recuerda sus anteriores actuaciones en solitario?
-Tengo recuerdos bonitos en El Puerto y en Jerez, con salidas a hombros. La primera
de Madrid fue amarga porque decidí dejar de torear, y de la Corrida de
Beneficencia, después de una tarde de mucho sufrimiento, guardo una faena
inolvidable. A ver qué pasa en la quinta.
«Lo que pido por favor es que no me embistan los seis. Con dos me daría
por satisfecho»
-Dicen que no hay quinto malo.
-Ojalá sea así. Este tipo de corridas son especiales, para bien
o para mal. Y deseo que lo del Pilar quede para los anales.
-¿Cómo se prepara para un acontecimiento de este calibre?
-Con más responsabilidad, con voluntad de sacrificio, entrenamiento e ilusión.
Dicen que no hay mejor inspiración que la ensayada. Como es la última,
vamos a echar el resto.
-¿A qué va dispuesto?
-Sobre todo a sentar las bases de mi tauromaquia y a que sea un día que
se recuerde. Ahora bien, ¿cómo se hace eso? Pues yo qué sé.
Ya veremos a ver de qué soy capaz. Mi intención es que la gente
salga emocionada de la plaza. Pondré el alma e indagaré en mis profundidades
para ofrecer mi real tauromaquia.
-¿Y cómo definiría ese toreo?
-Me gustaría sentar un estilo consolidado que se recuerde como una obra
de arte.
-En la Misericordia dispondrá de seis pinceles para pintar su cuadro.
-Así es, y espero lograr un sello impecable por las vías del clasicismo
y con personalidad propia. No me gustaría desviarme de lo que estoy apuntando
últimamente. Y quiero que esa obra sea imborrable.
-¿El miedo se multiplica por seis?
-No, porque no se puede tener más miedo que con dos. Con el mismo miedo
se matan seis; por el precio de dos, media docena. Con el miedo tiene uno que
llevarse bien y no echarle mucha cuenta; de lo contrario, te vuelve loco. Hay
que agarrarse a la fe, a una pasión. Al miedo hay que respetarlo, pero
sin permitir que se interponga en nada. Lo que sí crece es la presión
y la responsabilidad, el temor a la vulgaridad o al anonimato.
-¿Qué pedirá a la Pilarica?
-Le pediremos un poquito de compás. Aunque no soy torero muy afortunado
en los lotes, creo que alguno embestirá. Yo lo que pido por favor es que
no me embistan los seis, porque entonces cuando llegue el sexto no podré
ni con la lengua. Con dos me daría por satisfecho para ofrecer ilusión
a mis seguidores morantistas. Es muy interesante hacer felices a los demás
haciéndote feliz a ti mismo.
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