En este mundo hay varios tipos de toreo, todos muy respetables. A mi, coincidiendo con otro de los ayer anunciados, me gusta distinguir entre dos; Torear a un toro o Torear al público. Parece ser que si te sale una borrega por toriles a la que es imposible torear, no puedes ni acortar. Uno debe liarse a dar mantazos para que un público, mal llamado respetable, quede tontamente satisfecho cuando en realidad lo que queda es tontamente toreado. Cuando no sale una borrega, sale un invalido, flojo y de feos andares. Y cuando sus males se acentúan se achaca a una lesión durante la lidia... No hay sobrero, no hay toreo, a abreviar. Y la gente se enfada, se molesta y culpa de todos los males a quién solo tiene culpa de algunos, los menos. Y ese diablo maligno culpable de todas las plagas y responsable de todas las broncas, de repente se encuentra con un toro que durante unos minutos no es ninguna borrega y se desplaza. Es en ese instante cuando así como quien no quiere la cosa va y te cuenta; aquí me han pagado para torear un toro y no al público. Cinco verónicas y una serpentina excelsas para quien las quiera degustar, y un galleo por chicuelinas o un torerisimo inicio de faena por bajo. Se acaba todo y bronca por no engañar al personal.
De Talavante decir que está en un momento extraordinario y que ayer ante esos kilos de carne arrancó mucho mas de lo que cabía esperar. Se llevo lo menos malo de la tarde y aunque aseado, dejo un toreo vistoso y voluntarioso que sirvió para cortar una única oreja ya que perdería la segunda con los aceros.
Hace ya dos años del petardo de Montalvo en Gijón, y ayer repetía, pero el que nunca debe volver es el Torero, se conoce que el otrora respetable parece no fijarse nunca en el Hierro anunciado. Pero bueno esto es así y es lo que hay; Bienvenidos a lo que dicen es La Mejor Fería del Norte: Bienvenidos a La Feria de Muestras, supongo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario